martes, 8 de marzo de 2016

La masacre, el maltrato a las palomas, continua

Paloma asesinada
Triste realidad: paloma muerta en los alrededores
Una vez más, el pasado domingo 6 de marzo, tuvo lugar en el Campo de Tiro de Aranjuez (Madrid) otra matanza autorizada de seres vivos desprotegidos y aterrados, con la correspondiente autorización gubernativa a pesar de estar expresamente prohibido el tiro al pichón en la Ley 1/1990 de Protección Animal, ya que, de manera incomprensible y absurda, la Comunidad de Madrid sí que puede autorizar la celebración de estos bárbaros eventos.
Antes del comienzo y como viene siendo costumbre, activistas contra el maltrato animal se presentaron en el lugar para protestar de manera pacífica y sobre todo socorrer, a la finalización de este atroz acto, a los animales malheridos que siempre deambulan por los alrededores del Campo de Tiro. También, como viene siendo habitual, fueron insultados e increpados por varios de los participantes en el acto.
En esta ocasión auxiliaron a 30 palomas, de las cuales 4 no pasaron siquiera la primera noche. ¿Cuántas más quedarían alejadas de las inmediaciones muriendo posteriormente en soledad entre dolores agónicos? Tal vez a algunas de ellas aún les quede un hálito de vida porque sus órganos vitales no fueron dañados, y anden pidiendo que la muerte liberadora se apiade de su terrible sufrimiento: dolor, frío, hambre, sed...

Palomas malheridas y maltratadas
¿Quién puede decir que estas palomas no están sufriendo?
¿Acaso esto es deporte? ¿Acaso esto es cultura? Esto es sólo diversión mal entendida, un pasar el rato a costa del sufrimiento de otros seres vivos que, al igual que nosotros, experimentan sentimientos tan humanos como pueden ser el miedo, el estrés, el pánico, la ansiedad, el dolor e incluso el placer y la felicidad. Llegados a este punto me gustaría saber si la mano que firma las autorizaciones preceptivas se da cuenta del enorme dolor que este acto administrativo ocasiona a unos seres vivos que sienten y padecen igual que él. ¿No se habrá preguntado nunca qué hubiera sido de su vida si en vez de nacer persona, hubiera nacido paloma y estuviera metido en una de esas atestadas jaulas? ¿Cuáles serían entonces sus sentimientos al escuchar atronadores ruidos y risotadas a su alrededor? ¿Qué sentiría en cada una de las pulsaciones de su desbocado corazón al abrirse la trampilla? ¿Y al salir volando escuchando tras de sí los disparos hasta sentir el lacerante dolor que le desgarra el pecho para caer al suelo aturdida? ¿Entendería algo de lo que está ocurriendo? ¿Qué pensaría, entonces, de los seres humanos? ¿Cuál sería su opinión del daño que un ser superior le está infligiendo?
El hombre, autodenominado rey de la creación por creerse el más inteligente, debería manifestar esta supremacía protegiendo a las criaturas más débiles. No se puede consentir indefinidamente un trato injusto e injustificado, degradante y cruel contra los animales. Todas las criaturas tienen derecho a no padecer sufrimientos y el maltrato, el hacerlos sufrir intencionadamente como diversión del hombre, carece por tanto de cualquier atisbo de justificación moral.
El maltrato animal es una crueldad injustificable causante de daño y sufrimiento a seres vivos desprotegidos y que, debido a la falta de empatía y remordimientos de la persona que lo ejerce, guarda gran relación con el Trastorno Disocial, un tipo de conducta distorsionada, destructiva y de carácter negativo que transgrede las normas sociales, en el comportamiento del individuo, dando lugar a un Trastorno Antisocial de la Personalidad con niveles altos de psicopatía violenta y cruel, representando un peligro potencial para el resto de la sociedad. Con ello no pretendo sostener que todas las personas que maltratan animales sean violentas con sus congéneres, pero sí que muchas de las que cometen actos violentos contra personas acostumbran a tener entre sus antecedentes el maltrato animal. Cuando alguien hace sufrir a un animal demuestra una carencia total de empatía hacia otros seres vivos, y ello implica un alto riesgo de generar violencia hacia las personas. Existen numerosos estudios que demuestran que el maltrato animal y la violencia hacia otras personas guardan una estrecha relación, siendo habitual que entre los condenados por delitos violentos contra personas se encuentren quienes reconocen haber cometido también acciones lacerantes contra animales, en la mayoría de los casos de manera previa al acto delictivo. Dichos estudios sugieren que el maltrato animal ha estado presente a lo largo de la vida de casi dos de cada tres adultos violentos delincuentes. En casos más graves como el de los asesinos en serie, y según un estudio del FBI, el 46% de ellos fueron maltratadores de animales en su adolescencia.
¿Para cuándo, señores políticos, una Ley que ampare de una vez por todas, en serio y sin ambigüedades, a todas las criaturas desprotegidas? El dolor, el maltrato, está ahí, a la vuelta de la esquina cada fin de semana. No se puede esperar más. Hay que tramitar la nueva Ley con urgencia.
Lo digo una vez más: pongamos fin a estas atrocidades con seres totalmente indefensos y protejámonos, de algunos delitos, protegiéndolos.

Maltrato animal. Paloma con perdigonazo
Perdigonazo doloroso

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Cambiando de tema, el vergonzoso pacto a que ha llegado la política europea para expulsar a Turquía a los refugiados llegados a Grecia hace que las palabras de tahúr del señor Jean-Claude Juncker, presidente de la CE, a estas alturas resuenen pomposas, grandilocuentes, infladas, afectadas, hipócritas, engañosas, falsas, tramposas, insensibles, vacías, huecas y febles, mientras la ineptitud y dejación de funciones de usted y su pusilánime política europea, entre cuyas transcendentales obligaciones está el vinculante cumplimiento, desde 2009, de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE que, en su artículo 18 sobre el Derecho de Asilo reza: “Se garantiza el derecho de asilo dentro del  respeto de las normas de la Convención de Ginebra de 28 de julio de 1951 y del Protocolo de 31 de enero de 1967 sobre el Estatuto de los Refugiados y de conformidad con el Tratado constitutivo de la Comunidad  Europea”. Mientras, su desidia continúa azotando a miles y miles de refugiados, niños, jóvenes, adultos y ancianos que viven un innecesario y trágico calvario por los barrizales y costas de Europa que muchas veces acaba trocando su anhelo de paz por la lóbrega y fría tumba. Gobernantes de Europa: Asuman sus responsabilidades o que todas estas víctimas inocentes, incluidas las pequeñas vidas truncadas, atormenten sus adineradas pero pobres conciencias.
Me reitero en dos certidumbres:
• Nadie deja atrás sus raíces, su familia, sus amigos, su país, la tierra que le vio nacer, porque sí.
• Usted, señor Jean-Claude Juncker, usted que me lee en este preciso momento, y yo, haríamos lo mismo que ellos en idénticas circunstancias: buscar lo mejor para nuestra familia.
¡Qué monumental deshonra para esta vieja, acomodada e hipócrita Europa!

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